Vivir sin sentir sería un sinsentido.

Vivir sin sentir sería un sinsentido.
The flower that blooms last is the most rare and beautiful of all.

Friday 11 December 2015

Hielo.

Pasa la vida, a veces rauda, a veces tranquila. Y yo emulo sus andares en mis días de ton y de son, vislumbrando las lecciones como honrosos obsequios. Me gusta sentirme viva, aunque a menudo me abrume el término medio y salte de un extremo a otro sobre el drama más pueril (¿o senil?). Equivocarme si así lo requiere el sino, llorar cascadas tan infinitas como la risa que tintinea después. Lo cognitivo-conductual de la espontaneidad, el placebo del mañana y del quizás. Y es que hoy he perdido el ritmo; mi corazón bate a frecuencias raras, una extrasístole arrítmica y rebelde, que sin duda alguna ha aprendido de su dueña. Es el frío; sí, hoy sólo noto este frío álgido que repta por mi cuerpo. Inicia la travesía en los pies y asciende subrepticiamente hasta el alma. Y trasnocha en su interior cual transeúnte caprichoso. ¿Cuándo marchará? ¿Cuando me despojaré de su infame losa? Quizás mañana...

Quizás. 

Que luego mañana, como con toda maquinaria, pasan inspección. Y sólo encuentran amor, en sus múltiples e imperecederas formas. ¿Acaso puedo hacer otra cosa? ¿Acaso hay algo más que aprender? Cada uno me lo ha enseñado a su particular manera; profesores por doquier, que vienen y van, que dejan pedacitos de su lumbre en mi pequeña locomotora. Y, sin embargo, hoy uno me ha congelado el alma. 

Desiste, Hades. Hoy Persephone no baja contigo. 

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